

Cuando nos dijeron que sólo quedaban billetes de 3ª clase, pensamos: “¿qué se le va a hacer?”. Nos temíamos algo poco mejor que los trenes de ganado, después de haber visto los de 2ª clase. Pero cuál fue nuestra sorpresa al ver los limpísimos baños y espaciosos asientos, un poco duros, eso sí. A partir de ahora vamos a comprar 3ª clase siempre, en Tailandia.




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