jueves, 15 de junio de 2006

Bangkok: en la gran ciudad


La capital es paso obligado para muchos turistas y mochileros que están recorriendo el sudeste asiático, ya que aquí se consiguen con facilidad los visados necesarios para los países vecinos. También es un punto estratégico para comprar billetes de avión baratos y realizar compras y preparativos de ultima hora.
Nosotros nos quedamos "atascados" siete días en Bangkok por culpa del visado que necesitábamos para entrar en Vietnam, y tiempo no fue lo único que perdimos. El visado fuimos a hacerlo a la embajada de Vietnam y después de pagar además de la visa el taxi de ida y vuelta, descubrimos que los visados los hacen por 4 euros menos en cualquier agencia de viajes del centro de la ciudad. Por supuesto, preguntamos en la embajada por esta diferencia de precios, y nos contestaron con un tajante "nosotros cobramos lo mismo a todos", así que nos quedamos sin saber cómo hacen las agencias de viajes de Bangkok para pagar la visa a la persona que va a la embajada a llevar el pasaporte y encima sacan beneficio. ¡Misterio! pero bueno, aquí queda reflejado para que no le ocurra a nadie más.
Después de recuperarnos del cabreo que nos generó el asunto de la visa, intentamos disfrutar de esta ruidosa, caótica y sucia pero interesante ciudad. Y es que Bangkok apabulla desde el primer momento que pones un pie en ella. La cantidad de tráfico, gente, edificios, callejuelas, templos, puentes, carreteras y mercados hace a uno sentirse algo muy pequeño en medio de algo enorme. La sensación de agobio y el calor sofocante tampoco ayudan a disfrutar del lugar, y, mires donde mires, parece que hay suciedad por todas partes, pero Bangkok esconde pequeñas sorpresas que es lo que la hacen tan interesante, ¿por qué, si no, es el centro de operaciones de todo buen mochilero que recorre el sudeste asiático?. Sorpresas como las deliciosas tartas de huevo en una callejuela perdida de Chinatown, la bonita vista de los templos a la orilla del río mientras vuelves en barco al “guesthouse”, las clases de aerobic gratis para todo el mundo en el parque al atardecer, la buena comida de los puestos callejeros, los cortes de pelo gratis en la estación de tren y sobre todo lo preferido por los turistas: la posibilidad de comprar de todo a bajos precios.
Ya habíamos visitado esta ciudad en varias ocasiones, y esta vez decidimos tomárnoslo con calma.

Una vez más, Chinatown no nos decepcionó. Después de curiosear en las tiendas de Budas y de antigüedades, recorrimos las abarrotadas callejuelas, donde colocan todas las tardes los mercadillos de frutas y verduras, carne y pescado y las tiendas de telas y abalorios. Después de estar zapateando todo el día, comprobamos lo que ya sabíamos: que no hay nada como un buen masaje de pies para relajarse.

Our stay in Bangkok took longer than anticipated due to the paper work needed to get the visa for Vietnam. We went to the embassy to arrange our visa only to later discover that it was $5 cheaper in any travel agency in the city center. After seven days waiting, we received our passports back and when we tried to find out why we paid more the only answer we got from the embassy staff was "we charge the same to everybody". I don't think so. Tip: get your Vietnam visa on a travel agency.
Bangkok is a big, dirty, chaotic but jet interesting city. It is the meeting point for all the backpackers travelling through out Southeast Asia, and here you can find everything you might need and even plenty of things you don't need. One you get over its crazy traffic, rude sellers and suffocating heat, you discover some treasures the city harbours like beautiful temples along the riverside, free aerobic classes at sunset, cheap shopping, Chinatown's delicious egg tarts or free haircuts on train station. After a full day of walking, we indulge ourselves with a foot massage another affordable pleasure of Bangkok.


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