viernes, 28 de julio de 2006

Ha Long Bay: una sopa de islas

Hanoi es un buen punto de partida para visitar las cercanas islas que forman la increíble bahía de Ha Long, y, ya que estábamos allí, decidimos ir a ver si son tan bonitas como dicen. Y la verdad es que tienen razón. Desde el barco que nos llevó alrededor de algunas de las más de 3.000 islas que forman este archipiélago se respiraba una serenidad y una calma difícil de encontrar en ningún otro lugar de los que hemos visitado. Esta vez, y a diferencia de Phang Nga, la visita a las islas la hicimos en un gran barco que contaba con cocina, restaurante y camarotes para todos los pasajeros, y que tenia los motores más silenciosos que he visto. La verdad es que se agradecía tremendamente el poder disfrutar de unos momentos de calma.

Hubiese sido una experiencia maravillosa si no fuera por culpa de la agencia de viajes que elegimos para realizar el tour. Desde el primer momento en que nos fueron a recoger al hotel y nos metieron en la furgoneta que nos llevaría hasta el puerto para coger el barco, nos dimos cuenta de que íbamos a tener que reclamar los derechos que nos correspondían. Para empezar, el tour que pagamos decía claramente que íbamos a ser un grupo máximo de catorce personas, y, como de alguna manera nos lo esperábamos, nos reímos cuando vimos en el barco otras 21 caras de enfado preguntando al capitán y al responsable del tour, que sufría de temporales lapsus de memoria y complicaciones intermitentes de entendimiento del inglés, porqué éramos más de catorce. La respuesta tajante: "Eso es sólo por la noche, para los que se quedan a dormir en el barco". También preguntamos repetidamente porqué no podíamos usar el aire acondicionado de las habitaciones, cuando nos habían dicho que estaba incluído en el precio, o porqué estuvimos más de dos horas parados en el puerto, supuestamente esperando al capitán, y no nos dio tiempo de hacer el kayaking que también habíamos pagado. Pero lo mejor fue cuando, ya volviendo a tierra, nos preguntaron si queríamos que parasen para darnos un baño, y a los tres minutos, cuando había ya gente poniéndose el bañador, cambiaron de opinión y nos dijeron que ya no había tiempo y que había que volver a puerto. Por lo menos la comida del último día en un restaurante de Ha Long City fue buena y abundante, no sabemos si se trataba de un último esfuerzo de dejarnos con buen sabor de boca.
Un consejo: cuando contratéis un tour de dos o tres días a Ha Long Bay, pedid que os den por escrito todo lo que incluye el tour y lo que no, así, por lo menos, tendréis algo en que basar vuestras protestas, si es que las hay; y llevar agua con vosotros, porque esto sí que estaba escrito en el billete, "las bebidas no están incluidas en el precio del tour"; lo que no dicen es que en el barco las cobran a tres o cuatro veces el precio de la calle. Pero que esto no os quite las ganas de visitar esta maravilla de la naturaleza, porque es realmente impresionante.

Tampoco dejéis de ir a la cueva de Bo Han. Esta maravilla fabricada por la naturaleza durante muchísimos años impresiona desde el primer momento que entras en ella. El lado positivo son las increíbles bóvedas llenas de estalactitas y estalagmitas, en las que los guías se empeñaban en hacerte ver formas animales o vegetales. La cueva está dividida en tres salas enormes que hacen que los ojos se muevan de un lado a otro sin parar. El lado negativo: las decenas y decenas y decenas (que ya son casi una centena) de turistas que quieren disfrutar también del espectáculo mientras esquivan cámaras y flashazos en un intento de fotografiar y tener un recuerdo de esta inmensa y famosa cueva. Otro punto negativo: el surtidor en forma de fuente rodeada de piedras perfectamente redondas, que alguien ha tenido la espantosa idea de colocar casi en el centro de la cueva, para deleite de unos (que no paraban de hacerse fotos en ella) y enfado de otros que no podíamos dejar de pensar en quién había tenido semejante idea. Aún así merece la pena ir, de verdad.

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