lunes, 13 de noviembre de 2006

Boceto de Ucrania

Si al principio del viaje alguien nos hubiese pedido que limitásemos la estancia en un país a cuatro o cinco días, le habríamos dicho que de qué estaba hablando, que eso no era tiempo suficiente ni para conocer un poco el país ni a sus gentes, ni siquiera para probar sus especialidades culinarias.

Bueno, pues tenemos que tragarnos nuestras propias palabras y admitir que hemos cruzado Ucrania en cuatro días. Por ello no somos capaces de escribir un retrato de este país, pero sí un pequeño boceto, donde queremos reflejar la impresión (corta pero profunda) que nos ha dejado este lugar que estaba en nuestro camino entre Rusia y Rumanía. Y es que, aunque hemos disfrutado de Ucrania por poco tiempo, ha sido suficiente para observar lo diferentes que son de sus vecinos rusos, incluso físicamente. Aquí nos hemos sentido todavía mucho más cerca de casa gracias a las caras que nos cruzábamos continuamente en la calle y que perfectamente podían ser compañeros de trabajo o de universidad de Vitoria. También su carácter más abierto y amable desde el primer momento que entablábamos conversación con ellos se diferenciaba del algo seco de los rusos, a los que les costaba más abrirse al principio.

La historia de Ucrania está repleta de invasiones y ocupaciones, y tal vez es por esta difícil, costosa y querida independencia conseguida en 1991 que los ucranianos exhiben orgullosos sus banderas en muchos rincones de la ciudad, ya sea como apoyo o como forma de protesta. Un país que nos gustó pero que no pudimos disfrutar como se merece, y al que nos gustaría volver, la próxima vez sin prisas.

No hay comentarios: