lunes, 15 de mayo de 2006

La idea de volver despacio

Después de casi seis años viviendo fuera de casa, creemos que nos ha llegado el momento de regresar y empezar a construír una nueva vida cerca de nuestra gente y nuestra cultura. Decidimos hacerlo gradualmente y se nos ocurrió que, en vez de volver en avión en 16 horas, podíamos volver en tren en 6 meses. La idea de volver por tierra y cruzar todo el supercontinente eurasiático de punta a punta es atractiva en sí misma pero aún lo es más el hacerlo en tren: despacio, disfrutando cada rincón.
En una sociedad que va tan rápido y que además acelera cada vez más, no es difícil sentirse superado por la situación que nosotros mismos creamos, y nos olvidamos de los pequeños detalles, no como un respiro temporal sino como forma de vida. El hecho de viajar se considera como un escape esporádico y veloz, hace que todos los países que quedan entre el de origen y el visitado no sean más que nombres en un mapa, quizás planes para un futuro viaje. Particularmente, al viajar largas distancias en avión perdemos totalmente referencias sobre la dimensión del mundo, sobre todo lo que queda bajo la estela del avión, y por lo tanto, no somos capaces de entender la cultura que visitamos, quedando reducida a meros estereotipos.
Por el contrario, en tren cada kilómetro se hace cruzando poco a poco la tierra que visitamos junto con sus habitantes, compartiendo con ellos miradas, conversaciones, experiencias, viviendo con ellos, en definitiva (por tramos, eso sí). Aunque suena contradictorio, al acercarnos a la tierra ganamos perspectiva y así podemos entender mejor las diferentes culturas y las transiciones entre ellas, aprendiendo a cada paso, consiguiendo una comprensión más profunda del ser humano, del mundo y de la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola chicos, cómo podría contactar con vosotros? Creo que podríais ayudarme Gracias!